Mientras la inversión extranjera directa (IED) no mostró un crecimiento a nivel mundial en 2022, Latinoamérica y el Caribe sí registraron una cifra récord desde que se lleva la contabilidad de estas cifras.
Unos 224.579 millones de dólares de IED fue el número que ingresó a América Latina y el Caribe, dato un 55,2% superior al registrado en 2021 y el valor más importante desde que se empezara a medir este aspecto en la región.
En el año 2021, “la inversión extranjera directa en Latinoamérica y el Caribe ascendió hasta los 134.000 millones de dólares, de acuerdo con el informe sobre flujos financieros al exterior de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD)”.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe señala que el panorama mundial fue heterogéneo en 2022, pues mientras los Estados Unidos retrocedían con respecto al año pasado, otros vivían tendencias positivas, como Latam, Australia, China, la India, Singapur y varios países de la Unión Europea.
“Las múltiples crisis que se sucedieron en el mundo, la inflación y las altas tasas de interés tuvieron un impacto negativo en las inversiones transnacionales. Sin embargo, los altos precios de los productos básicos y la búsqueda vinculada a la inversión en energías, ya sea para asegurar suministro o para avanzar hacia la transición energética, así como en sectores estratégicos desde el punto de vista tecnológico, como los semiconductores y los componentes eléctricos, impulsaron a las empresas a realizar inversiones en el exterior”, explican en un reciente informe.
Incluso, la región no sobrepasaba la barrera de los 200 millones en IED desde al año 2013. El reporte detalla que Brasil fue el principal país receptor (un 41% del total), por delante de México (17%), mientras que el Estado Plurinacional de Bolivia fue el único país que no tuvo un incremento en esta subregión.
En cuanto a El Caribe, “la variación de las entradas de IED fue positiva, impulsada principalmente por mayores inversiones en la República Dominicana, que fue el segundo país receptor después de Guyana”.
Por sectores, el protagonismo lo coparon los servicios (54%) -con inversiones en servicios financieros, electricidad, gas y agua, información y comunicaciones-, la manufactura (30%) y el podio lo cerró la inversión en los recursos naturales (17%).
En cuanto a los principales inversionistas, esa condición la mantuvieron Estados Unidos (un 38% del total) y la Unión Europea.
Latam y el Caribe no estuvo ajena al crecimiento de la demanda mundial de energía con motivo de la recuperación económica, en campos como del carbón, petróleo y gas, algo que hizo crecer también las inversiones en esta área.
“Los países tienen que realizar esfuerzos de política relevantes si quieren contar con IED que apoye su proceso de desarrollo y materialice el potencial que tiene dicha inversión para la construcción de capacidades, la creación de empleo de calidad, la transferencia tecnológica y la diversificación y sofisticación de la matriz productiva”, advierten los especialistas.
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